Domingos de cuento: La Felicidad
Ya estamos a Noviembre! ¿cómo puede ser que pase tan rápido el tiempo? Si parece que fue ayer cuando os felicitaba el año nuevo. Por fin empiezan a bajar algo las temperaturas que para las que nos gusta el otoño-invierno se está haciendo de rogar y andamos ya un poco desesperadas con este calor.
Y digo yo que esto no es ni medio normal, que está claro que algo no debemos estar haciendo bien con nuestro planeta. Creo que no debemos mirar hacia otro lado y que debemos luchar en la medida de nuestras posibilidades contra el cambio climático. Las consecuencias que está teniendo y que tendrá son realmente alarmantes: peligro de extinción de numerosas especies animales y vegetales, efectos negativos sobre la agricultura y el sector forestal, aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, impactos sobre la salud humana, … y un largo etcétera. En fin, simplemente quería compartir con vosotras un pensamiento que ha dado bastantes vueltas esta semana en mi cabeza.
Hoy os traigo un precioso cuento que me encandiló nada más leerlo y que, como siempre, quiero compartir con vosotras. En esta ocasión el tema es La Felicidad, tan sencillo y tan complejo a la vez. Creo que es un cuento que aunque la moraleja ya la sepamos, nos hace reflexionar.
Aprovecho para daos las gracias por vuestros comentarios no sólo en relación al último post sobre Mindfulness y Meditación, sino por los mails que recibo por vuestra parte. Gracias de corazón porque si hay de algo de lo que puedo “presumir” en relación a My Wellness Lab es de tener unas lectoras más que respetuosas y siempre cariñosas conmigo. Gracias.
Y ahora sí, vamos con el cuento de este Domingo!
LA FELICIDAD
En cierta ocasión, se reunieron todos los Dioses y decidieron crear al hombre y la mujer, y planearon hacerlo a su imagen y semejanza.
Entonces uno de ellos dijo:
– “Esperen, si los vamos a hacer a nuestra imagen y semejanza, van a tener un cuerpo igual al nuestro, fuerza e inteligencia igual a la nuestra… debemos pensar en algo que los diferencie de nosotros, ya que, de no ser así, estaremos creando nuevos dioses. Debemos quitarles algo, pero… ¿qué les quitamos?”
Después de mucho pensar otro dijo:
– “¡Ya sé, vamos a quitarles la felicidad!… pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la encuentren jamás”.
Propuso el primero:
– “Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo”, a lo que inmediatamente repuso otro:
– “No, recuerda que les dimos fuerza, alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está”.
Luego propuso otro:
– “Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar”, y otro contestó:
– “No, recuerda que les dimos inteligencia, alguna vez alguien va construir una esquina por la que pueda entrar y bajar y entonces la encontrarán”.
Uno más dijo:
– “Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra”. Y le dijeron:
– “No, recuerda que les dimos inteligencia, y un día alguien va construir una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros”.
El último de ellos, que era un Dios que había permanecido en silencio, escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás dioses, analizó en silencio cada una de ellas y entonces rompió el silencio y dijo:
– “Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren”
Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono:
– “¿Dónde?”
– “La esconderemos dentro de ellos mismos… estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán”.
Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo…
Laura, un cuento precioso y muy real. Todo está dentro de nosotros y nos resulta difícil verlo y mucho menos encontrarlo. Bs.
Laura ,un cuento que te hace pensar mucho cuanta verdad como desperdiciamos el tiempo en vez de disfutar.Un abrazo.
Un cuento precioso Laura, y muy cierto. Creo que nunca estamos satisfechos y nos cuesta reconocer la felicidad. Bsos
qué cuento tan bonito y cierto, si nos pasáramos más tiempo buscando en nuestro interior, encontraríamos muchas cosas buenas y por supuesto seríamos más felices