Son varios los frenos con los que nos podemos encontrar a la hora de Meditar. Como en todo aquello en lo que nos iniciamos, hasta que no cogemos la práctica es normal que al principio nos sintamos incómodos, nos preguntemos si eso es para nosotras o si en algún momento empezaremos a notar los resultados. Es una fase necesaria por la que todos hemos de pasar. Una fase en la que aprenderemos sobre nosotras mismas y en la que deberemos practicar la paciencia y la constancia para que los resultados acaben llegando.

Hoy quiero compartir contigo los 3 FRENOS más comunes con los que nos solemos encontrar cuando nos iniciamos en este apasionante mundo que es la meditación.

1. LA POSTURA

Se dice que la mejor postura para meditar es la postura de loto (piernas cruzadas y espalda recta), sin embargo para alguien que se inicie, quizás no sea la postura más cómoda. Si empiezas desde el principio y esta postura no te es cómoda es mejor que la adaptes porque sino estarás más pendiente de las molestias físicas que de relajarte.

Lo que sí que es importante es que mantengas la espalda recta, aunque no rígida, para que tu respiración fluya de manera natural. Imagina que tienes una cuerdecita invisible que tira de ti levemente hacia el techo. La barbilla, inclínala un poco hacia el pecho. Puedes hacer la meditación sentada en una silla si te es más cómodo o sentada en el suelo o la cama con la espalda apoyada en la pared, y para evitar esas molestias en las piernas de las que hablábamos puedes dejarlas estiradas. Las manos colócalas con las palmas hacia arriba sobre tu regazo.

Poco a poco puedes ir probando la postura del loto. Es normal que pases unos días raros en los que tendrás que acostumbrarte pero date tiempo y luego ya será para ti algo totalmente habitual.

2. LA DISTRACCIÓN MENTAL

Uno de los frenos fuertes con los que suele encontrarse todo el mundo es con las distracciones mentales y externas. Esto viene en parte determinado por la falsa creencia de que meditar es obligatoriamente dejar la mente en blanco. Meditar es simplemente observar lo que pasa en nuestro interior sin juzgar ni valorar. Algo que yo siempre recomiendo para empezar es llevar tu atención a la respiración, al movimiento de la inspiración y la expiración. Es una manera de mantener la atención en una sola cosa. Si en algún momento sientes que tu mente se dispersa, simplemente acepta que se ha ido y vuélvela a traer a tu respiración. La mente es como un músculo cuanto más la entrenes menos se dispersará.

3. EL SUEÑO

El sueño es el tercer freno al que se enfrentan muchas personas cuando deciden meditar por las noches. Es por eso que siempre recomiendo, en primer lugar, no meditar estiradas ni tumbadas en la cama porque podemos quedarnos dormidas, recuerda que el objetivo de la meditación no es solamente relajarse sino ahondar en nuestro interior, y en segundo lugar escucha tu cuerpo antes de empezar a meditar, quizás observas que estás demasiado cansada y que lo que necesitas ese día es dormir. Dale a tu cuerpo lo que verdaderamente necesita en cada momento y deja la meditación para otro día si es lo que crees que debes hacer.

Todas las fotos de este post han sido hechas por mi amiga Mercedes Blanco Fotografía.